lunes, 26 de octubre de 2009

El verdadero crímen


"Yo no soy cazador, pero me han contado que algunos cazadores, para matar a un lobo, ellos toman un cuchillo de doble filo, y cubren de sangre este cuchillo, después, derriten el hielo y hunden el mango del cuchillo en la nieve, hasta que sólo sobresale la navaja, y ahí lo dejan. Y entonces, llega un lobo, un lobo hambriento, un lobo buscando comida, y el lobo huele la sangre, y se acerca al cuchillo, y lo empieza a lamer, tratando de comer. Y obviamente, al lamer la navaja, se corta la lengua, y empieza a sangrar, pero el lobo tiene tanta hambre, que cree que está alimentandose, y sigue bebiendo y bebiendo, chupando su propia sangre, de su propia boca, hasta que muere. Esto, esto es lo mismo que hace el capitalísmo con todos nosotros, desde el primer momento en que nacemos. Y si miramos a nuestro alrededor, la gente esta infectada con esta especie de enfermedad, donde creen que están logrando algo, algo que les permita sobrevivir. Y entonces compran un auto, y dicen "bueno, los ricos tienen auto, entonces yo tambien puedo tener un auto", y se compran celular y dicen "bueno, los ricos tienen celular, por qué yo no puedo tener", y se compran una casa y dicen "los ricos tienen casa, yo tambien quiero tener eso", y harían cualquier cosa con tal de tener eso que tienen los ricos. Y así creen que están obteniendo algún beneficio, algo que los va a alimentar; algo que les va a permitir vivir mejor, pero en realidad se están SUICIDANDO, como el lobo, y están muriendo lentamente, solo que no se dan cuenta. Eso es lo que les pasa a nuestras comunidades, es exactamente lo que pasa en nuestras poblaciones, donde los pobres se matan entre ellos con cuchillos, con balas, o con la pasta base, y en vez de echarle la culpa de todo esto al cazador, que puso el maldito cuchillo en el hielo para matar al lobo; en vez de apuntar al verdadero asesino lo que está pasando es que le echan la culpa de esto al lobo, que lo único que quiere es comer para poder sobrevivir. No se puede culpar a la víctima del crímen, hay que denunciar al opresor, el capitalísmo, el poder del dinero; ése es el enemigo. Ese era el enemigo hace 500 años, cuando llegó a América, usurpando tierra y matando gente, es el enemigo hoy día cuando dicen que nuestros problemas son nuestra propia culpa. Y no tiene nada que ver con la riqueza de unos pocos, que no saben de crecimiento, de progreso, de reactivar la economía. Pero cuando alguien hunde un cuchillo en tu espalda 6 cm., y despues lo saca 3 cm. eso no se puede llamar progreso, porque el daño ya está hecho. Los millonarios NECESITAN que haya pobres, muchos pobres, millones de pobres, para seguir siendo millonarios. Son los peces grandes que se tienen que comer a los peces chicos. Ellos, su egoísmo, su cultura, ellos son nuestro enemigo y nosotros lo reconocemos. Por eso, compartimos este hip-hop, haciendo arte, en la calle, y con poesía y barricadas, creando organización, creando conciencia, enseñando el amor, y no nos cansaremos ni nos rendiremos, queremos un mundo mejor para todos, donde nadie tenga que morir, intentando sobrevivir. No descansaremos hasta sacer ese cuchillo del hielo, para dirigirlo contra los verdaderos culpables, contra los poderosos, que se esconden tras murallas y disfraces, pero que ya no nos engañan. No nos engañan".

viernes, 23 de octubre de 2009

Una teroría sin teoría


El otro día escuché algo que me causó una expectación tan grande, que corrí a mi casa a averiguarlo. En una conversación, de esas que se tienen por el centro, escuché algo de una llamada "Ley de Atracción", cuyos postulados se encontraban, supuestamente, en un libro conocido como "El Secreto". Lo que alcanzé a oír, a grosso modo, en medio de pitazos y ruidos de motores, fue que trataba sobre lo "bueno" que te pasaba, y que lo podías controlar. Y como bien dije, llegué a mi casa a averiguar al respecto.
Se trata de que supuestamente tú estás conectado con todo el universo, donde las cosas se mueven siguiendo a sus semejantes. Es decir, si piensas en cosas buenas y en que en verdad las vas a obtener, ellas vienen solas, por arte de magia hacia tí. Sigue tres pasos en los que tú debes primero pedir, luego tenerla respuesta y luego recibir el paquete. Se supone que no es tan fácil, sino que hay que estar como sintonizado respecto a lo que quieres pedir y debes alejar de tu mente esos pensamientos "malos" y que te hacen sentir mal.
Después de esto, esperé, leí más, busqué, releí, pero no apareció nada. Esperaba, con inquietud, el momento en donde me dispararan las bases neo-científicas, metafísicas o místicas del asunto. Pero no. Nunca llegó. Jamás se fundamentó. Giraba en torno a lo mismo, "pidan y se les dará, pero sean buenos". Cerré mi navegador de internet muy desepcionado y con una gran pérdida de tiempo.
En el Universo, tú estás en orden con él. Habitas un cierto espacio-tiempo en una determinada dimensión (la cuarta, no la tercera, ojo), a eso se le llama "Equilibrio del Universo". Todas las cosas que pasan, dentro de esta dimensión, obedecen ese equilibrio. No están preescritas, pero de una u otra forma, si están previamente determinadas, dado que el equilibrio nunca se logrará totalmente. Entonces, cuando sucede cierto evento que desentona ese equilibrio, el Universo hace lo necesario para volver de nuevo al estado basal. Así es como funcionan las "posibilidades". Es por esto que están determinadas al azar (entropía), pero cumpliendo un cierto orden, que claramente varía de un tiempo a otro.
Dentro del Universo, TODAS las cosas pueden variar el equilibrio, desde las galaxias, hasta las partículas subatómicas, todas influyen en este estado basal y todas son esa posibilidad desarrollándose al máximo (se dice máximo porque es si o no, 1 - 0, donde el máximo es 1, obviamente), y sí, es posible que un ser controle todo lo que le rodea, pero es demasiado improbable. No existe ser humano que lo haga, ni creo mucho que veamos uno. Si nos sorprendió demasiado que alguien caminara sobre las aguas, o que convirtiera el agua al vino, regulándo las posibilidades y ordenando la entropía, no hay muchas probabilidades de que algo semejante suceda en el pueblo común. Y esto era algo tan simple, que ni siquiera variaba las dimensiones, todo ocurría en el mismo espacio-tiempo. No sabemos si lo que sucederá a continuación viene desencadenandose solo en esta, o en paralelas dimensiones, quizá una quinta, una sexta o una décima. Y por supuesto el Universo contempla tambien estas dimensiones. Ni siquiera estamos concientes de todo el espacio que nos rodea y vamos a estar dispuestos a controlar dimensiones a las que no podemos entrar porque nuestros cerebros humanos aún son muy idiotas y jóvenes como para entender otras realidades.
Por otra parte, nuestro cerebro concede ciertos accesos de control, regulándo ciertas características. Como por ejemplo, podemos desdoblarnos si estamos concientes de todo nuestro cuerpo, podemos mover cosas si estamos concientes de su posición (y un lapso pequeño dentro del futuro de esa posición). Para regular lo que sucederá, debemos estar concientes, necesariamente, del cómo y del cuándo, además del por qué, obviamente. El Universo obedece solo al bien común. Y dentro de todas esas galaxias y todas esas dimensiones, ¿crees acaso que va a considerar a un pequeño ser humano, siquiera dentro del bien común?
De todas formas, encuentro demasiado egoísta pensar en arreglar nuestro mundo y pedir cosas para nosotros, siendo que hay demasiada gente en peores condiciones que nosotros. Queda demasiado por hacer en él. Y pensando en una bicicleta, o una buena nota, no es la mejor forma de arreglarlo.

"Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida." – Albert Einstein

domingo, 9 de agosto de 2009

La "lata"


El ser humano, desde sus orígenes, ha desarrollado el arte y la ciencia. Obras maravillosas en la pintura y la música, desde las pinturas rupestres hasta las pinturas surrealistas de Dalí, desde la música aborígen hasta las sinfonías de Beethoven. Y los descubrimientos no son ajenos. El fuego se convirtió en el elemento básico de las civilizaciones. Y los medicamentos vencieron a las constantes plagas que diezmaban a las grandes ciudades. Personajes destacados en todas éstas áreas, importantes filósofos y científicos, artístas de toda clase y personajes trascendentes en la historia de la humanidad han estado presentes a lo largo de la historia. Pero, ¿no es acaso una cantidad de gente muy pequeña en relación a la población total? Es decir, somos miles de millones de seres humanos, y tan solo un grupo de cientos que podríamos recordar en este instante. Si consideramos que todos somos iguales en cuanto a condiciones intelectuales, todos podemos aprender y crear, entonces, ¿por qué son tan pocos los que lo hacen?
Esto se podría ver claramente ver en por qué vemos a estos creadores y científicos, políticos y personajes varios como lejanos. Lejanísimos. No nos consideramos posibles de seguirles sus pasos. Y lo único que esperamos es verlos algún día fotografiados en un libro, nada más. Los consideramos casi de otra galaxia y nos autoproclamamos incompetentes en su área.
Pero por qué, si somos todos iguales y tenemos las mismas condiciones. No existe una diferencia entre esos seres humanos y nosotros.
En el guión de la película "Despertándo la vida" del cineasta Richard Linklater, postula lo siguiente: "En realidad, la diferencia entre Platón o Nietzsche, y el humano promedio, es mayor que la diferencia entre el chimpancé y el humano promedio. El reino del verdadero espíritu, el verdadero artísta, el santo, el filósofo, son raramente alcanzadas". Después propone la siguiente pregunta: "¿cuál es la característica humana más universal; miedo o flojera?". Es el miedo al rechazo que muchas veces nos hace retractarnos de decir lo que pensamos, de elegir lo que nos gusta, de hacer lo que en verdad queremos, ese miedo de que los demás se burlarán de nosotros, de que nos trataran mal y nos tildarán de "raros", lo que muchas veces nos impulsa a tomar malas decisiones. Pero no hay excusas a que nos da flojera desarrollar ese máximo intelectual que tenemos dentro de nosotros. Nos da flojera estudiar, nos da flojera escribir, pintar o investigar de algo, aprender o hacer algún deporte. Nos da "lata".
En la vida, tienes que entrar, desde pequeño, a un colegio que no te gusta ni te gustará tampoco, a menos que hagas un esfuerzo para encontrarle algo bueno. Te invaden con conocimiento de una forma horrenda, donde odias cada vez que escuchas palabras como "tareas" o "proyectos", y crees que te hablan en japonés cuando te mencionan "pluscuamperfecto" o "cuadrado de binomio". Te acostumbras a pasar casi 12 horas en un establecimiento en edades donde la creación comienza recién a aflorar en cada persona. Esa edad en que los buenos y los malos sentimientos están a flor de piel. Y se impulsa a no sentirlos, a no escribirlos, a no hacer algo bueno y distinto por ellos. Un error fatal que asesina toda ilusion creadora y descubridora para el futuro.
Es entendible que, tras una jornada abrumadora dentro de un sistema que no nos gusta, lleguemos a nuestros hogares, a lo más, a prepararnos algo para comer y cambiarnos de ropa para dormir. Y si el cuento se repite una tras otra y tras otra vez, logra un ser humano flojo y con ganas de nada. Eso abre puertas a más preguntas. ¿Por qué entonces hablamos de que queremos un cambio, si muchas veces nos da esa misma "lata" de querer hacerlo? ¿Estamos esperando que alguien lo haga por nosotros, ya que nosotros dentro de esta sociedad que nos impulsa a "no pensar", somos incapaces de hacer algo nuevo?
¿Qué hacer? ¡Hacerle soberanía a la razón, al pensamiento y a la creación, maldita sea, que nos urge sobretodo ahora!

martes, 14 de julio de 2009

Venganza justa


No dejo de pensar en lo que escuché hace días. Entró el inspector a la sala y nos habló de lo que pasa, todo relacionado a la "violencia" en el liceo. Dijo todo valorablemente objetivo y muy limpio. Nos habló que en liceo circulaban las "listas negras", que no caigamos en las garras del enemigo, que las sanciones si nos sorprendían, y muchos otros aspectos. Me sorprendió. Pero no dejo de pensar en una cosa, que se relaciona con todo esto. Nos contó una vez una profesora una historia antigua, que hablaba de un grupo de monjes a cargo de un maestro. Se supone que uno de los reglamentos hablaba de los comportamientos considerados "impuros", donde estaba claramente delimitado el atado de no robar. Y uno de los monjes robaba. Decidieron sus compañeros ir donde el maestro y alegarle que uno robaba, que tenía un comportamiento "impuro" y que debía ser expulsado. El maestro, la fuente de sabiduría, dijo que hablaría con él. Los otros quedaron anodadados, ellos cuanto tiempo seguían siendo puros y nunca recibían nada a cambio. Luego el maestro volvió con el impuro. Les dijo a todos que no lo expulsaría, pues sabía que estaba en el error, y lo que envuelve al ser humano de bien e iluminación era su posibilidad de cambiar, de aprender del error, y que en el futuro sería alguien más fuerte, digno de ser un monje.
¿Cuántas especies de castigos circulan hoy por el sistema? Seguramente miles, millones. La cárcel o la pena de muerte, la inyección legal o el tiro de gracia. Las suspensiones, las anotaciones, las hojas de vida manchadas, los golpes en la cabeza. Todo castigo de toda clase. ¿Dónde queda el cambio, que conduce a la iluminación, a la fortaleza? Quedan olvidados bajo el mortal humo coloidal de la venganza, esa sombra descontrolada que asalta las mentes de las víctimas olvidando toda posibilidad de perdón. Y la justicia gira en torno a esto. Me robaste, te encierro. Me mataste, te mato. Y no intentes salir. Aléjate de la sociedad, no consigas más empleo y conviértete en la lacra del engranaje. Está perdida la orientación hacia la luz y el buen "perdónanos, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". ¿Está esto bien?
¿Qué hacer? No dejarse llevar por la aceleración interna que fluye en la sangre y ver holísitcamente, analizando todos los puntos del maldito problema. Es difícil. Pero es digno de entrenar. Y saber perdonar. Y caminar a la iluminación.
Paz!

domingo, 28 de junio de 2009

Maquinita


Hoy salí. Fui de compras. Salí de casa. Llovía. Tomé la micro. El chofer me pediria pase si no fuera domingo, y si no hubiera pagado completo, los inestables 350 que suben y suben y jamás se estabilizan. Pero cuando la bencina baja, el pasaje se queda igual. Juegos del sistema... Como sea, suben niños y más niños, que me hacen pensar en el baby boom. Solo que no hay pérdidas, solo niños y más niños, en un planeta donde la población se hace insostenible. Es imposible avanzar sin que suceda una catástrofe de por medio. Son demasiados humanos. Es eso, o más espacio, que significaría, otro planeta. Improbable... Me bajo en esa esquina donde venden autos usados. Camino junto a una pared llena de capas y capas de afiches de tocatas. Es raro que el gobierno "apoye" la cultura, pero los artistas no vean jamás el maldito gobierno. Esa imágen que no existe, con un demonio, que hace ilusiones en los que no saben de esto, en la "gente" común y corriente. Pero ya no quedan muchos humanos por engañar. Gracias al cielo que están comenzando a abrir los ojos. Sigo caminando y cruzo calles, bajo la lluvia que aún se rehusa a dejar de caer. Los mil y un pitidos de precios registrandose en las cajas "beep-beep", me avisan que acabo de llegar al supermercado. Lo que asalta a la vista son carteles con números y alcohol en la entrada. La fruta y el pan ocultos en una esquina. Los cadáveres de animales yaciendo en las vitrinas. Los números prostituyéndose por dinero y créditos. Es como una guapa mina hecha de botellas de cerveza con sabor a detergente y vísceras de cerdo, aún sangrantes. Una caja de condones y una tarjeta de crédito en la misma mano. Y en la otra, un contrato de 80 lucas por tu alma. Nada fuera de lo común. Es lo pervertido del supermercado, esa mina que se esconde entre las vitrinas, que me mira detrás de las monedas, que está fotografiada en la bolsa del supermercado y en el final de la boleta, junto a un "Gracias por su Preferencia". No se puede ver más naturaleza que las plantas de plástico, naturaleza muerta y vendida, más que estas plantas, horrible para el mono que se transformó en humano, ni el más intrépido de los animales se atrevería a entrar aquí. Ver cadáveres de sus hermanos vendiendose y canibalizándose, números proxenetas con musica romántica, quizá Cristián Castro, o un Space Age Lounge bastante aburrido. Tan macabro como maquiavélico, hipócrita, desgraciado, vendido, maquinita imbécil, redundante, anticristo, capitalísta, y de seguro aunque nombre todos los adjetivos malos para la maquinita, no bastaría. Decir "cerdo" capitalísta, es mucho decir. Porque un cerdo jamás se sacaría sus intestinos, sus sesos, sus piernas, sus brazos, su sangre, su cabeza misma, su corazón, para ganar algo de dinero y una buena imágen. Tampoco haría lucro de las adicciones y las sombras de las personas. Y dejaría de lado la educación y la cultura de sus hermanos.
Pero al salir afuera, me dí cuenta de que la vida sí se abre paso. Llovió sobre mi cara una vez más y no me puse gorro. Quise sentirla. Quise mojarme, no sé si le ha pasado, caro lector, quise mojarme y sentir la plena naturaleza en mi cara. Algo de ácido carboxílico y dióxido de carbono tendrá, quizá ácido sulfhídrico, pero era naturaleza, o lo que queda de ella, al fin y al cabo. Aún no pueden controlar esto. Y el día que lo hagan, será como cortar un alerce milenario del sur de Chile
...
Ouk! muy tarde...
Paz!

sábado, 27 de junio de 2009

Shinny happy people!


Yo antes creía que la vida se movía en dos polos. Me equivoqué. Y estoy felíz de haberme equivocado. Pero no del todo. En algunas cosas son tres polos. Como por ejemplo, el ser humano común. Está condicionado por tres cosas: Instinto, mente (todos sus procesos, se entiende) e imágen. Imágen en todo sentido. Y para mal, ojo, no para bien. El ego frente a todo. La imágen potenciandose, importa la nota, el qué dirán, el cómo me veo, el qué me pongo. Quien no vive así, está fuera de todo mal. Debo considerar, sin embargo, que vivir así, sin saber que hay más allá. Maldita sea la conciencia, que nos lleva a tener tantos encuentros con una sociedad que no quiere que los tengamos. Ir con la corriente, aceptando lo que viene, todo, como sea. Adaptándose rápidamente, sin preocupaciones, sin ese peso en el corazón que guía tu tercer ojo, sin esa iluminación que tu mismo debes alcanzar por tu propia cuenta, porque nadie te enseñó a usarlo. Pero es mejor vivir sin todo ese nudo de falsedades. Sabiendo que lo bueno está dentro tuyo, a un nivel en donde nadie más puede entrar.
Quizá este es el orígen de las tendencias. De las estupideces de "tribus urbanas" y toda esa porquería televisiva y sistemática, que no hace nada más que ser publicidad de marcas. Juegan con los valores, es por eso que yo al sistema ya no le tengo piedad. Es triste que a veces las personas cercanas a tí caigan en el juego de la supervivencia. Porque a la larga es eso, supervivencia. Solo que errónea, apuntada a otro lado, que no corresponde, perdida y vagando en las profundidades de la frustración. Eso logra, una pérdida del sentido, tambien ilusoria, una pérdida a gran escala, se va todo, la felicidad es incompleta. Triste. Pero pasa. Se dejan llevar por la masa. Porque claro, son demasiados los que la siguen, y muy pocos los que no, y los que no, son malditos, malnacidos, drogadictos, artistas, idiotas vagos, y más y más etiquetas que pone el sistema. Vidas vacías en personas lideradas por máscaras. Gente felíz y brillante, con dinero y tiene lo que quiere. Qué mentira más grande...
¿Qué hacer? Nada. Procurar no herir a la gente que usa máscara. Y vivir tu vida felíz de que no la tienes. Y pasarán mil y un cosas. Pero no importa mucho, ¿o sí?

jueves, 25 de junio de 2009

En Venta (parte I)


¿Por qué lo "natural" tiene que estar tras las rejas? Es un claro ejemplo el que nos sea casi imposible -por así decirlo- entender en su totalidad el arte que conocemos medio a medio. Nos parece lejano, incomprensible, ajeno. Es un ser extraño, al que algunos y sólo algunos elige para su artístico fin. No existen ni vanguardias, ni expresiones, ni nada, no, no existen, son cosas para europeos, para cuicos, para ricos. Mentira. Déjenme decirles algo sobre el arte.

Ya en la prehistoria existían las manifestaciones artísticas, hace algo como 100 a 500 mil años antes de Cristo. Es un largo diálogo de cómo un mono toma un pedazo de madera o arroja pintura a un muro y comienza a retratar quizá qué cosas en él. Su poderío, su amor a las divinidades, al sexo opuesto, a la vida en general. En las primeras civilizaciones ya existía obviamente el sentimiento oculto dentro del corazón de las personas de manifestar el interior. Lo escribían, lo retrataban, lo esculpían, creaban imponentes edificios y obras maestras en arquitectura, cuánas historias de viajes y héroes tenemos del pasado del hombre, y cuanta filosofía y cosas varias que aún son adelentadas ya 3000 años después. Tras un período de oscuridad -la Edad Media-, todo renace en Italia en el siglo XV en el Renacimiento. Aquí comienza un auge del arte, pero tambien comienza su precio. Obras maestras desde el viejo continente son traídas al nuevo mundo y aquí tambien comienza lo suyo. He visto, escuchado y leído cosas del pasado, y aún me son familiares y conocidas, como si la herencia humana estuviera contenida ahí, como si su creador dijera que el o ella tambien sintió lo mismo que yo. Han descrito la vida y la muerte, el amor y el odio, la soledad plena y la felicidad absoluta, han incitado a renacer, a sobrevivir. Es algo propio del ser humano, eso de bajonearse y tener sus cosas y sus sombras en el interior, pero explicarselas al mundo a la manera de cada uno, con música y letras, con movimiento y colores, es increíble. Y que los demás tambien sientan esa sensación de placer profundo que el arte a veces provoca, es como una "misión cumplida" propia del ser humano, como un objetivo de la vida cumplido y anhelado por tanto tiempo. La realización es evidente, es lo mejor que se puede sentir.

Y ahora que me vengan con esos cuentos de que tengo que pagar por culturizarme, por sentir esa euforia, es inaceptable, inhumanamente inaceptable. No existe macabriedad peor que tener que darle comida a la bestia que es el sistema, para que me devuelva algo que me quitó, tan intrínseco a mi ser, tan propio, tan hermano mío. No es justo. ¿O sea que los pobres no tienen derecho a sentir ni manifestar sus sombras propias de cada cual? No es justo.
Es por eso que estoy de acuerdo, hasta cierto nivel, con eso de obtener inburócratamente ese arte. Claro, escribir un cuento no cuesta tanto como grabar una buena canción, o hacer una película. Es relativamente gratis (sin considerar cuanto cuesta saber escribir o leer, tener una máquina o un computador, y haber obtenido previamente el conocimiento necesario para hacerlo), mientras que la música sale mucho más cara, y el cine, más aún. Además nadie te dice que eres libre de crear un cuento y publicarlo, que puedes aprender a cantar o tocar guitarra. Crees que no, pero en realidad, sí, si puedes.
¿Qué hacer? No te digo que nada, pero no puedes nadar tan radicalmente en contra de la corriente, cuando la bestia es demasiado grande. Pero puedes saltártela, creando tú lo tuyo propio sin lucro. Por eso, nuevo artísta, te digo que el ser humano es propiamente tal un artísta, un pensante, un científico, un filósofo. Tú eres humano y puedes hacer todas estas cosas. Crea, piensa, imagina, planea, redacta, escribe, pinta, filma, compone. Sal de la burbuja en la que estás y muestrales a todos lo que el ser humano puede hacer.
Paz!

lunes, 22 de junio de 2009

Autodestrucción


La rabia sale a flote. Es de color rojo. Rojo intenso. Y claro, viene el milagro. Se torna azul. Es la maldición del ser humano, el dilema milenario e intrínsecamente natural; nunca se sabe lo que tiene hasta que se pierde. Y cuando se ha perdido, there's no turning back (no hay vuelta atrás). Y uno quiere desaparecer. Quiere escribir C-R-O-A-T-O-N en la puerta de su casa. Quiere que le pase algo malo. Quiere que la frustración termine de la manera más fácil y más cobarde. La decisión es tan simple como estúpida; autodestrucción. Dejar de vivir. "¿Habrá alguien en el mundo que me entienda?","¿Habrá alguien en el mundo por el que valga la pena vivir?" No quiero desalentar a nadie, pero en la mayoría de los casos y situaciones en las que me ha tocado vivir, la respuesta a ambas preguntas es NO. No lo hay. Es que cada quien es improbable de entender algo de la manera en que uno quiere, pues las situaciones en que le ha tocado vivir son demasiado diferentes, hay muchas variables en el sistema. No vale la pena vivir por nadie, porque está visto que cada ser humano nace, vive y muere en esta vida solo y by its own. La única forma de poder llevarse bien con algo es sabiendo el peso de su pérdida. Y es imposible vivir con tanta supuesta pérdida. Entonces qué pasa? Autodestrucción, claro, la vía fácil y barata del suicidio. ¿Crees que acaso el dolor pasará después de haber apretado el gatillo, de haber terminado la caída, de haber ingerido la redimidora ponzoña? Yo creo, personalmente, que no. Lo que no vale la pena es realmente rendirse. Tu sufrimiento puede ayudar a otros, en los casos más extremos. El cambio en la persona es siempre mejor que su eliminación, o la eliminación del problema. Pero esta es la vía difícil, la buena, la verdadera, el eu-camino. La que, una vez más, no está guiada, ni enseñada. Y creemos que el sentimiento de dejar de vivir es prohibido, una herejía. Y una vez más digo: Es completamente normal y natural sentir el peso de la vida y estar cansado de ella. ¿Por qué crees que la gente fuma? Porque el efecto que hace es como dejar de vivir, como estar más cerca de la muerte que antes; agotado, felíz, relajado, viendo el humo de tu boca, recordando cuando eras chico veías eso y te gusta ahora tanto como en ese entonces. Pero es una recompensa inmediata, con un mal oculto que solo el tiempo revelará. Sin embargo el ser humano no funciona así.
¿Qué hacer? Vivir la frustración. Disfrutar la caída, la depresión. Saber que va a pasar. La claustrofobia es evidente, pero no desespereis. Es pasajera. Hay que enfocar, encaminar, manifestar guiada, racional y educadamente el sentimiento. ¿Cómo? Desde antaño existe el arte. De ahí vino el lenguaje. Mitad por ayuda a la supervivencia y mitad por la necesidad de decir "¿Qué me pasa que estoy sinitendo pena, amor, odio, frustración? Me pasa que te odio, te amo, pienso en tí, para matarte y para amarte" (Esto es un ejemplo, no lo siento yo por nadie, aún). El arte es la expresión pura del sentir, la plasmación directa. Música, literatura, danza, pintura, escultura. Cosas gratis de hacer, simples, fructíferas, liberadoras, mejor que cualquier droga. Una simple canción bien hecha y con buena letra, o un párrafo de un buen libro o una pintura produce incluso una euforia mayor y una satisfacción inimaginable, incluso más que de cualquier otro modo, sexual, inducido por fármacos, por situaciones de esas que pasan una vez en la vida. Y de pasadita le dices a los demás que en el fondo del abismo, en la escoria de las sombras, no todo es tan malo. ¡Viva el arte!
Paz!

Cuando termines de escuchar esta canción, te sentirás mejor.

"This body holding me
Be my reminder here that I am not alone
This body holding me
Feeling eternal all this pain it's an illusion"

[Este cuerpo reteniéndome
Sé mi recuerdo de que no estoy solo aquí
Este cuerpo reteniendome
Sientiendome eterno, todo este dolor es una ilusión]

domingo, 21 de junio de 2009

De las Adicciones


No es justo llevar nuestra vida sin distracciones. No se puede estar siempre cerrado en cumplir, en funcionar. El círculo que es nuestra personalidad (con tantos bordes, que hacen una circunferencia de infinitas aristas) se rompe, o es incompleto. Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero no todos nos quedamos observando, callados, detallando cada nube, con cuidado viendo cada movimiento y con deleite analizando cada nueva figura. No todos tenemos las mismas experiencias, por lo que no todos tenemos la misma fuerza de voluntad. Estamos hechos de carne y hueso, no de minerales preciosos, o de iluminación divina. No me refiero a que el cuerpo sea despreciable, al contrario, es maravilloso, pero no es eterno y es tan corrompible cual hoja a la deriva del río. Y tal como cada cosa inestable, se aburre de la rutina. Se enoja si se le molesta, intenta escapar al verse encerrado, gana odio contra la represión, y busca una salida al verse presionado. Molestarse, encerrarse, reprimirse, presionarse. Cosas bastante comunes hoy día...
La sociedad no vela por bienestar. Vela por la forma, y no por el fondo. Por vestir a la mona de seda. Por la producción, el progreso, la democracia, el Estado. El sistema necesita el sistema; nosotrso siendo productivos, funcionando, sin parar, a cambio de algo de dinero, que a fin de cuentas, el mismo sistema inventó. Pero qué pasa con el sentimiento, enjaulado, domado, encarcelado, sufriendo la claustrofobia en el interior. Dónde queda el animal que se paró en dos patas y ahora está ya trabajando de 8 a 8, usando uniforme, obligado en más del 95% de las veces a hacer lo que no quiere, y de una forma que aún gusta menos. El animal se libera. Y una vez más, no guiado, no encaminado, desenfocado. El ímpetu disparado de espaldas en un día de viento fuerte. Se libera todo de la peor forma posible. Y ahora lo que vale es la fuerza de voluntad, esa que nadie nos dijo que existía y que nadie sabe cómo educarla. Esa que titularon de "Quiero Ser" y la vendieron a los colegios, malcriadamente. Irracional como él propio, el ser humano se corrompe en demasiados casos, demasiadas veces. Y ocurre el suceso...
Concluír que no es culpa del individuo, a fin de cuentas, sería una falacia. Es plena culpa del sujeto. No puede lidiar con su propia carga social. ¿Qué hacer? Analizar. Pensar. "Dar siete respiros antes de tomar la desición". No es racional entregarse a la ceguedad del futuro dañino por causa de un placer y una "liberación" inmediata y fácil. Nada en la vida es tan fácil. Tienes opciones; entre ellas, quedarse al borde, explotándo caóticamente un día, o hacerlo todo de a poco, o entregarse a la adicción, estúpidamente. O buscar otra forma. Siempre hay otra forma. Siempre se puede arreglar lo malo. Siempre. Es ese sentimiento de "No puedo, ¡me suicido!" humano, natural y común aunque nos lo noeguemos. Y está bien sentirlo. Pero, vale demás entrenar de vez en cuando esa fuerza de voluntad, ¿no?
Paz!

viernes, 12 de junio de 2009

Integridad a golpes


La violencia no es alternativa. Es falta de ella. Es falta de un proceso psicológico llevado a cabo en toda su integridad. Es falta de la capacidad de disernir entre lo bueno y lo malo. Es la falta de todo ánimo de velar por el bien común, de dominar la situación y admitir la pérdida del control. Es la falta de toda instancia para llevar a cabo un plan donde se vele por la ganancia de todos y cada uno de los participantes del conflicto. Y no es la típica pelea, con combos y patadas la que necesariamente se puede llamar violencia. Es subliminal -como muchas cosas hoy en día-, es por debajo de nuestra voluntad. Es una reacción que se transforma en esa liberación maldita que cada ser humano debe tener, esa liberación mal guiada en casi todos los casos. Ese instinto del compañerísmo, desviado y pervertido, transformado en el odio y el repudio al otro, por pensamiento, palabra u omisión. Es esa respuesta que hace que un ser humano, como el animal que es, reaccione con más violencia, priviliegiando su integridad física, social, económica, esa defensa del orgullo, de esa competitividad que no genera más que malos ratos para el ser vivo, esa respuesta errónea, sabiéndose uno en el error, siguiendo el instinto de preservación del individuo, quien también acaba de perder toda noción de bien común. ¿Dónde ha quedado la conciencia?
Alguna vez -como todo ser vivo- fuimos guiados por esa figura paterna y mayor, que nos decía lo que estaba bueno y lo que no, adecuandonos a ese pensamiento occidental de la moral y las buenas costumbres, de acuerdo a como ellos lo entendían y cómo se los habían enseñado. Uno lo acepta todo. Cree en la verdad de la gente, en la conciencia, se entrega a ojos cerrados a la circularidad del sistema social, convencido de la más alta conciencia social y el velo por el bien común y la paz mundial. A medida que crece, se da cuenta de que no era así. Comienza a ver en colores la realidad, criticándo y ya dejando de hacer esas preguntas inocentes. Aprende nuevamente a caminar, pero ahora en su mente, vagando entre pensamiento y pensamiento. Lo analiza todo. Es lo normal. Pero pasa que nadie te guía hasta dónde puedes vagar en tu inconciente sin naufragar en él. Y vé lo primero que salta a la vista en cualquier grupo humano, esa cosa que aparece espontánea y que torna a las personas en animales, declarando una clara línea entre quien manda y quien no, al menos para los ojos del nuevo individuo creciendo y formandose como la persona supuestamente íntegra que los demás ven. La violencia. Golpes van y vienen. El orgullo sube y crece, con sus crestas y valles, con sus déficit, y sus pros, y sus contras, y sus medias aritméticas. Y está en todos lados, en todo sentido. En la velocidad de las propagandas, de los engranajes de la máquina. En la frialdad de las palabras de mil y un artículos que no entiende nadie. En la "música in-instruída" que escuchas a todo volúmen sin límite de decibeles. En el "vive en grupo y muere solo" que nadie te explica y de pronto aprendes. Y das el puñetazo. Contra el brazo de alguien, su rostro, alguna pared, las almohadas, los sillones. Insultarás a alguien en su cara, con o sin motivo aparente, a sobremanera o en su espalda, guardando odio y rencor, guardántelo o liberándolo, errónea e inoportunamente. O quizás pateas. Destruyes algún cuaderno, probablemente, o una mesa, burguésmente adornada. Bien hecho. Eres un ser humano común y corriente desde ahora. Irás a una que otra fiesta. Porbarás el alcohol. Te llenarás la boca con palabras. Y la cabeza con ideas locas. Escucharás ese martilleo subliminal del rompecabezas deshaciéndose, al ver que ha fracasado, intentándo reponerse y cerrándonos los párpados. No hay lugar a supersticiones. Ése es el muro en tu cabeza. Es la escoria intelectual. Es el fin del intelecto. Merece un funeral.
Pero qué hacer, si es infravoluntario. Pensarlo dos veces. Hay que ser discreto en la vida, en cuanto a las acciones, pensarlas. Esa es la diferencia de nosotros con los animales, a ojos de los científicos -tambien humanos, recordemos-, supuestamente objetiva, que nosotros tenemos funciones psicológicas superiores. Esa rabia pasará. Y sí, el corazón te picará, empuñarás tus manos, enterrarás las uñas en tus palmas, tus dientes en tus labios, tu garganta rugirá, el fuego, el fuego oscuro y al parecer eterno... Son momentáneos. El dolor es una ilusión. Todo pasa. Y a diferencia de explotar, no te arrepentirás en el futuro.
Paz!

lunes, 1 de junio de 2009

But don't know what it means...


Luces en el aire. Un estado semi sobrio incluido en la rama más príncipal del intrínseco ser ajeno a la dimension, la más pura confusión asaltada por la confianza a los demás; extrañada, de ver cuan lejos la han llevado sus pasos; inconforme, creciendo en la intermitencia constante de los juegos de luces. Me alejé, dispuesto a mantener la línea recta de la renegación inverosimil de pertenecer a esa rama de organísmos. Hecho, que despues de varios otros hechos, me permitió una profunda reflexión.
¿Qué es, realmente, la diversión? ¿En qué consiste? ¿Cómo se manifiesta? ¿Es acaso una simple vía de escape para el sentimiento de claustrofobia dentro de una sociedad completamente mecáncia y sarcástica, tratando de ocultar la irracionalidad de las bestias que somos? ¿Una sociedad haciéndose creer ilusiones que satisfacen estos más puros instintos? ¿Pasatiempos que llevan a vicios, tolerables sólo hasta el análisis? Y es obvio donde atacan; a los jóvenes. Como soy un ser humano, a fin de cuentas, que su tiempo de vida está dentro de los humanos, y por ende, crece y se desarrolla como los humanos, debo incluirme, por ende, en este grupo etáreo, maldito muchas veces, bendito otras tantas e impredecibles como una ecuación nuclear.
En mi reflexión, convergen muchas ideas en un mismo punto. Existe ese deseo de explotar, de manifestar esos deseos ocultos de una represión que comienza ya en la infancia, una creación de muros y cárceles subliminales que apelan a la mentalidad. Ese león encerrado, sometido a la tortura de la cotidianidad de la vida, a hacer lo que no le gusta, a esconder sus deseos, sus sentimientos, y muchas veces lo que le hace libre, solo por esa inseguridad. "No, es que se van a reír". "No, es que me dijeron que estaba mal". Todo converge en la consecuencia más alarmante y underground de todas las que la historia humana ha visto. Un arma tan letal que parece inofensiva; el reggaeton.
No es un movimiento musical. No es una manifestación artística. Es una triste consecuencia de la represión mental. Porque en nuestra sociedad no existe forma de representar esos instintos oscuros y perversos (bajo la mirada occidental). Tampoco se reconocen como propios del ser humano, como inevitables, como normales, de hecho. Y no se enseña a canalizar ese instinto. Nadie te dice que está bien sentirlos, que todos los han sentido. Que es parte de la herencia de la naturaleza (tomándo en cuenta que la especie humana es la más jóven del planeta). Pero existe esta mala canalización, esta vía de escape desesperada y triste, que no hace más sino que continuar esa estadía en la prisión mental, en esa "matrix" malnacida, afectando el pensamiento humano.
Cabe preguntarse de qué formas. Apela a lo terrenal, plenamente, indicándo que eso es lo que se debe vivir y nada más, aumentando la agresividad y esos instintos, tornándolos incontrolables, manifestandolos en vez de canalizarlos y usarlos. Porque está claro que en la naturaleza se es racional o no se es. Los animales no lo son. Los humanos, se supone. Volver a la irracionalidad, al estado natural, no sería un crimen si no fuese porque el pensamiento "racional" nos ha llevado a un punto del cual no hay vuelta atrás; nuestro planeta está en crisis, camino a la destrucción, en donde hasta el pensamiento científico (fuente de toda racionalidad) está incapacitado de solucionar. Si elegimos la vía terrenal, la irracional, a modo de animales, estamos perdidos, la única solución es el desarrollo de un nuevo pensamiento que es imposible si existe esta terrenalidad dando vueltas en la conciencia colectiva.
Esos instintos son naturales, pero al no educarse en ellos, al ser "tabúes" de la instrucción como humano, el individuo no sabe qué significan. Lo siente, lo vive, lo experimenta, pero aún no sabe a dónde lo va a llevar. Es un ser nuevo, que está de hecho menos aventajado que los animales frente a este instinto, frente a algo desconocido, supuestamente oculto y prohibido. Y se promueve, y vende, y se comete una atrocidad aún peor; se capitaliza en base a esos instintos. O sea, te venden que está bien estar confundido, que terminar de asesinar el planeta por tus dudas con instintos es lo correcto y lo que todos hacen.
Añade, sin embargo, algo más atroz. Es violencia, es desigualdad sexual, es un "adaptate o muere, y si no te gusta morirás solo, triste y abandonado". Un "Tú, mujer, objeto sexual, satisfáceme ahora" un "Todos tienen sexo, tengámoslo ahora". La violencia es hasta subjetiva, el ritmo constante te enfurece, la obtención de placer fácil te hace sentir falsamente con más ego, y no dejemos de lado ese ritmo golpeado, que manifiesta violencia subliminal.
Pese a haber esos intentos por eliminar esta consecuencia y por abrir los ojos a los demás, no son -como toda cosa humana, a fin de cuentas-, promovedores de racionalidad. "No, el reggaeton no es musica, pero en lo carretes si lo bailo" Está bien, hazlo, pero reconoce cuales son los puntos de racionalidad e irracionalidad, los de terrenalidad y nuevo pensamiento. Ahora bien, a ojos del arte, lo has traicionado.
Paz!

Ahora calma tus oídos con ésto, no pude escoger una canción más ad-hok.

Desde la estepa...


Nunca me conideré igual. Siempre estuvo en mí ese apartamiento de los demás. "Yo y ellos", asi designaba a la humanidad, a la cual, sin embargo, me consideraba totalmente incluído. Prefería siempre quedarme en un rincón, callado, silenciado, observando, aprendiendo, contemplando, pensando profundamente en cosas sin fundamento ni razón de existir; en la "inmortalidad del cangrejo". Creo que el trabajo del ser humano es precisamente ese. Pensar. Tomarse aunque sea un tiempo para hacer lo que yo veo como un túnel sin salida. Pensar. Ese trabajo intelectual que los libra a todos. Eso que todos dan por sobreentendido, pero nadie lo ve como una alternativa real y eficiente frente a casi todos los problemas de la vida. Eso que no existe en esta dimensión y que se da en algún lugar de nuestro cuerpo, posiblemente el cerebro. Esa es la función primordial que hacemos que nos separa de los animales. De esas bestias instintivas, sin sentido, irracionales. Pero si de ahí venimos, ¿no habremos acaso, heredado una parte de ese instintivísmo, ese sin-sentido, ese irracionalísmo? La respuesta es clara. Y aunque nos consideremos fuera de ellos, es precisamente en ese bestialismo en el cual estamos sumidos como nunca antes hemos estado.

Como dije anteriormente, me considero, por ende, tambien sumido en estas desfavorables características en las que estamos empantanados, viendo lo que todos ven, sintiendo lo que todos sienten, viviendo lo que todos viven. Existiendo en esta dimensión, a modo de cualquier otro organismo dotado de esa inteligencia funcional y especial que todo el grupo humano posee. Entonces ¿por qué considerarme diferente? No hay motivos, aparentemente, que me liberen de la inclusión de esta dichosa -o desdichada- especie, mortal y condenada a caminar sobre la Tierra, en medio de un Universo del que no entiende como funciona nada, ni siquiera los átomos. Es esa curiosidad por definirlo todo, por analizarlo todo, en la que me encuentro atrapado, por describirlo, por plasmarlo en algo capaz de hacerselo entender a alguien, escribirlo en un cuento, hacerlo como canción, vomitar esas ideas locas que les parecen completamente ajenas a todos los demás. Y sé perfectamente que esto es imposible, que son codificaciones incompatibles, que estas cosas no se pueden demostrar más que con actos o manifestaciones de la misma naturaleza, no a través de palabras o melodías, no a través de esos actos retóricos de los cuales muchos han tenido la oportunidad de escucharme. No. Va más allá. A ese nivel humano, ese nivel, ese nivel que todos ven como normal, esa dimensión extra-mortal que los contiene a todos, ese subconciente e inconciente colectivos, que todos manifiestan, que todos forman parte de él. Es a éstas características a las cuales me considero ajeno, que me parecen inauditas, extrañas, dignas de analizar en vez de vivir, de contemplar en vez de formar parte.

Y ese es mi túnel sin salida. Mi ventana al mundo, que restringe mis ojos. Que me impide vivir tranquilamente. Y no le hago a nadie sospechar nada. Tal como un animal de granja. No parezco sospechoso de un plan perverso, o de la cura a una enfermedad, o del descubrimiento de algo. Esperándo a que algo o alguien me dé un uso. Una forma de enfocar mi nube de ideas, una densa niebla que me impide ver. Emprender el vuelo... Tal como un gallo volador, sobrevolando la estepa, la densa niebla, en otra dimension, ajena a la que todos viven, pero paralela y congruente.
Tal como un gallo volador.