lunes, 22 de junio de 2009

Autodestrucción


La rabia sale a flote. Es de color rojo. Rojo intenso. Y claro, viene el milagro. Se torna azul. Es la maldición del ser humano, el dilema milenario e intrínsecamente natural; nunca se sabe lo que tiene hasta que se pierde. Y cuando se ha perdido, there's no turning back (no hay vuelta atrás). Y uno quiere desaparecer. Quiere escribir C-R-O-A-T-O-N en la puerta de su casa. Quiere que le pase algo malo. Quiere que la frustración termine de la manera más fácil y más cobarde. La decisión es tan simple como estúpida; autodestrucción. Dejar de vivir. "¿Habrá alguien en el mundo que me entienda?","¿Habrá alguien en el mundo por el que valga la pena vivir?" No quiero desalentar a nadie, pero en la mayoría de los casos y situaciones en las que me ha tocado vivir, la respuesta a ambas preguntas es NO. No lo hay. Es que cada quien es improbable de entender algo de la manera en que uno quiere, pues las situaciones en que le ha tocado vivir son demasiado diferentes, hay muchas variables en el sistema. No vale la pena vivir por nadie, porque está visto que cada ser humano nace, vive y muere en esta vida solo y by its own. La única forma de poder llevarse bien con algo es sabiendo el peso de su pérdida. Y es imposible vivir con tanta supuesta pérdida. Entonces qué pasa? Autodestrucción, claro, la vía fácil y barata del suicidio. ¿Crees que acaso el dolor pasará después de haber apretado el gatillo, de haber terminado la caída, de haber ingerido la redimidora ponzoña? Yo creo, personalmente, que no. Lo que no vale la pena es realmente rendirse. Tu sufrimiento puede ayudar a otros, en los casos más extremos. El cambio en la persona es siempre mejor que su eliminación, o la eliminación del problema. Pero esta es la vía difícil, la buena, la verdadera, el eu-camino. La que, una vez más, no está guiada, ni enseñada. Y creemos que el sentimiento de dejar de vivir es prohibido, una herejía. Y una vez más digo: Es completamente normal y natural sentir el peso de la vida y estar cansado de ella. ¿Por qué crees que la gente fuma? Porque el efecto que hace es como dejar de vivir, como estar más cerca de la muerte que antes; agotado, felíz, relajado, viendo el humo de tu boca, recordando cuando eras chico veías eso y te gusta ahora tanto como en ese entonces. Pero es una recompensa inmediata, con un mal oculto que solo el tiempo revelará. Sin embargo el ser humano no funciona así.
¿Qué hacer? Vivir la frustración. Disfrutar la caída, la depresión. Saber que va a pasar. La claustrofobia es evidente, pero no desespereis. Es pasajera. Hay que enfocar, encaminar, manifestar guiada, racional y educadamente el sentimiento. ¿Cómo? Desde antaño existe el arte. De ahí vino el lenguaje. Mitad por ayuda a la supervivencia y mitad por la necesidad de decir "¿Qué me pasa que estoy sinitendo pena, amor, odio, frustración? Me pasa que te odio, te amo, pienso en tí, para matarte y para amarte" (Esto es un ejemplo, no lo siento yo por nadie, aún). El arte es la expresión pura del sentir, la plasmación directa. Música, literatura, danza, pintura, escultura. Cosas gratis de hacer, simples, fructíferas, liberadoras, mejor que cualquier droga. Una simple canción bien hecha y con buena letra, o un párrafo de un buen libro o una pintura produce incluso una euforia mayor y una satisfacción inimaginable, incluso más que de cualquier otro modo, sexual, inducido por fármacos, por situaciones de esas que pasan una vez en la vida. Y de pasadita le dices a los demás que en el fondo del abismo, en la escoria de las sombras, no todo es tan malo. ¡Viva el arte!
Paz!

Cuando termines de escuchar esta canción, te sentirás mejor.

"This body holding me
Be my reminder here that I am not alone
This body holding me
Feeling eternal all this pain it's an illusion"

[Este cuerpo reteniéndome
Sé mi recuerdo de que no estoy solo aquí
Este cuerpo reteniendome
Sientiendome eterno, todo este dolor es una ilusión]

No hay comentarios:

Publicar un comentario