jueves, 15 de septiembre de 2011

Virarse

¿Cómo no voy a pensar en eso? ¿Cómo no me va a llamar la atención el cuento del aventurero implacable, el super hombre que nos cuentan cuando chicos, que viaja y viaja y no le importa nada? ¿Tendrá familia? ¿Querrá tener una? ¿Por qué pensar en que una idea puede volverse real? ¿Qué hacer?




Buenas preguntas todas. Pero ninguna respuesta. Nada más que más preguntas. Es que sucede esto del problema Into the Wild, el del completo anarquismo, un ataque medieval a lo Robin Hood, quizá. No sé. Virarse... No es lo mismo que escapar. No significa no afrontar tus problemas. Es algo así como anular tu voto. Saber que algo es de cierta forma, pero tomas otra alternativa, una que permita el sistema, pero no la contemple, para jugar a algo así como Tom & Jerry, a Policías y Ladrones, a La Matanza (dense cuenta de lo brígidos que se ponen los nombres de los juegos, y cómo cada vez más es uno más real que el anterior).

La cosa es simple. Uno está acostumbrado a reprimir cosas que le gustan y no le hacen mal alguno a nadie. No te dejan gritar, no te dejan andar descalzo, no te dejan jugar en el barro, no te dejan acariciar perros, te obligan a algún toque de queda ficticio y fantasma, te dicen que está mal hablar con la fruta, que es de locos que te quedes mirando el cielo y viendo lo hermoso de las nubes, no te dejan caminar en polera por la lluvia, y cientos de cosas más. El drama es cuando lo haces, y te das cuenta de que acabes de hacer algo que no debías, que no pasa nada malo haciéndolo y que lo disfrutaste. Como por ejemplo, virarse. Y por decir "virarse" me refiero a hacer lo que te dicen que está mal, o lo que no deberías hacer, pero que ninguna de estas cosas tengan en absoluto consecuencias negativas para ti y para nadie, supuestamente. Es justamente esa la fuente de mis preguntas. Si corro en pelotas por la lluvia, y me resfrío al día siguiente, aprenderé que no debo hacer eso porque me resfrío, no porque dios se va a enojar conmigo y me voy a ir al infierno, es porque me resfrío, y eso lo consideraré válido y me sentiré feliz sin importar si me toma una semana de licencia. Pero si mi madre se desvela cuidando mi pulmonía, entonces el cariño (hablando exclusivamente por lo que yo haría) gana sobre el sentimiento de querer ganar experiencia, y por lo tanto no corro por la lluvia para aprender alguna lección. Entonces no me viro. Anhelo hacerlo. Pero no lo hago. Quiero demasiado a mis padres.

Y esto se convierte en un caso interesante, porque justamente ahí muere todo lo que he dicho en este blog acerca de no dejar que el sistema te gane. Muere porque no hago nada al respecto, más que descargar mi furia cibernéticamente hablando. Pero no es tan así, no es que "no haga nada". Sería mentira si lo digo. Aquí me convierto en el ideal del misionero, de "predicar" mi religión por las masas. Les digo que les de asco el mall, que no vean tanta tele, que está mal comprar por comprar. Les digo a la mierda sus tatuajes, a la mierda sus poleras, a la mierda su imagen pública. Les enseño quien es el enemigo, pero les digo que tengan paz. Y esto equilibra el "virarse" y el "quedarse". Pero no por demasiado tiempo. La rabia contra la máquina (Rage against the Machine) crece y crece. Ya no es suficiente "quedarse" en absoluto, no importa misionar, no importa enseñar, no importa no creer, no importa tener paz. Ya no es suficiente "quedarse". Del ideal del hombre intelectual, pasamos a un ideal más anti-occidental, el que nace una repugnancia gigante contra el sistema a niveles críticos. Rechazo, por ende, mi calidad de ciudadano, mi calidad de civilizado, y rechazo así tambien, todos mis derechos y mis deberes civiles.

¿Qué hacer, frente a unas ganas explosivas de "virarse"? Comprobar qué te hace feliz. No entregarte ciegamente al instinto, sino también buscando y creyendo que la felicidad puede estar en varias partes más. Incluso aquí. Odia el conformismo, cree más en la ambición. Si lo que te hace feliz supera tu retención, entonces "virate", pero hácela bien. Que no sea un arrebato. Que sea premeditado. Que te tome tiempo. Que tenga estrategia. No me refiero a tener un destino determinado, sino a estar seguro de si virarse es la real solución.