sábado, 23 de julio de 2011

El que fía no está, salió a COBRAR

Pasó una buena cantidad de tiempo antes de que me diera cuenta de la frase que una vez alguien me dijo. "Mejor no confiar en nadie (hasta aquí ya me sentía indignado), ya que no sabes si la palabra de la otra persona es verdad o es mentira". Claro, me dije, coincide más menos con lo que pienso, y creo. Pero, no sé... algo falta, ¿no? Como que acaba de VIOLAR TODO lo que sé y conozco y me esmero por difundir acerca de la confianza y la paz y el equilibrio y todas esas cosas raras que nos hacen bien (como podrían perfectamente hacernos mal).

Exactamente pasaron 2 años y 4 meses para que yo entendiera por fin. A la larga, lo que entendí, es lo siguiente:

Uno no puede andar confiando en lo primero que alguien muestra, ese consejo que nos dan cuando chicos de "no te fíes de extraños". El asunto va cambiando, sí, porque eso que nos muestran es principalmente la palabra. Es lo más fácil de disfrazar y usar y controlar para fines maquiavélicos y profanos. Y es lo primero de lo que nos fíamos. Confiar en la palabra, me llevó, me atrevo a decir el 50% de las veces a cosas y lugares que no quería. Pero confiar en las personas que más amo, nunca me ha fallado. Acabo de contradecirme entonces, ¿me debere quedar con la palabra? Aquí aparece otro integrante de la película, que es el "ser-hacer". Del dicho al hecho, del verbo al acto. No se puede disfrazar lo que uno hace cotidianamente y a largo plazo, esas actitudes, la forma de caminar, de tocar algun instrumentos, los cuentos que escribe, las palabras que usa. Los contextos a los que se mete, cuanto arriesga por los demás, cuánto es capaz de caminar. Nadie es tan buen actor, es imposible disfrazar todo eso. Menos en 2 años y 4 meses.

A la larga no es que no sirva confiar en la palabra. No es válido. Pero no por la inseguridad de si es verdad o no. Es porque no importa si es verdad o no. Si un amigo me cuenta una historia, soy libre de creerla o no, me arriesgo o no. Lo válido y lo admirable es que tuvo la amabilidad de cederme parte de su tiempo, o de su confianza, hasta una parte de su vida quizás. El hecho de compartir algo conmigo por creerme perfectamente válido para eso. De eso se trata confiar.

Paz y keep on headbangin'!

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